Country Health Profile 2025 de la OCDE para España 

El perfil sanitario de la OCDE dibuja una España que sigue liderando en esperanza de vida y resultados en patologías crónicas, pero que ya no puede evitar la pregunta: ¿bastará con seguir haciendo “más de lo mismo”? 

Un sistema que rinde bien… con recursos contenidos 

El Country Health Profile 2025 de la OCDE sitúa a España entre los países con mejores indicadores de salud de la UE, con una esperanza de vida de 84 años, 2,3 años por encima de la media europea. Los buenos resultados en enfermedades cardiovasculares y cáncer, junto con una de las tasas más bajas de mortalidad evitable por causas prevenibles y tratables, confirman la solidez de un modelo basado en cobertura universal, una atención primaria robusta y circuitos asistenciales consolidados  

Country Health Profile 2025 de la OCDE para España

España gasta alrededor del 9,2% del PIB en sanidad y unos 3 137 euros per cápita, aproximadamente una quinta parte menos que la media de la UE, pero consigue resultados comparables o mejores en salud poblacional. Esta combinación de eficiencia y buenos resultados sugiere que el principal margen de mejora no está tanto en aumentar el gasto, sino en cómo se organiza y presta la atención.  

Tensiones estructurales: listas de espera, cronicidad y desigualdades 

El informe confirma que la presión sobre el sistema es estructural: las listas de espera siguen siendo el principal obstáculo de acceso y el gran punto de fricción para la ciudadanía. A ello se suma una variabilidad territorial significativa en tiempos de acceso, servicios disponibles y resultados, que alimenta la percepción de una sanidad “de códigos postales” que tensiona la promesa de equidad del Sistema Nacional de Salud.  

El envejecimiento y el aumento de la multimorbilidad añaden una capa de complejidad: el 20% de la población ya tiene 65 años o más, y se prevé que alcance el 33% en 2050. El modelo sigue demasiado centrado en el episodio agudo y la hospitalización, mientras que la realidad clínica exige continuidad asistencial, coordinación sociosanitaria y abordajes integrados para la cronicidad.  

Prevención y salud pública 

Una cuarta parte de las muertes en España se relaciona con factores de riesgo conductuales y medioambientales, como el tabaquismo, la alimentación poco saludable, el consumo de alcohol o la inactividad física. Aunque se han desplegado estrategias específicas (tabaquismo, obesidad infantil, seguridad vial, etiquetado nutricional), el peso del gasto sigue recayendo en la asistencia, con solo un 3% destinado a actividades preventivas, por debajo de la media de la UE. 

El informe apunta a que reforzar de forma estable la salud pública, la vigilancia epidemiológica y los sistemas de información permitiría anticipar riesgos, gestionar mejor las enfermedades crónicas en fases tempranas y reducir la presión sobre urgencias y hospitales. Desde una lógica de valor, invertir en prevención es una de las pocas palancas con retorno prácticamente garantizado a medio plazo. 

Salud digital y datos: de la promesa al impacto 

La OCDE subraya que la digitalización es ya un componente clave de la resiliencia del sistema, con un alto porcentaje de la población utilizando servicios online para concertar citas y acceder a sus registros médicos. España ha puesto en marcha iniciativas estratégicas de salud digital, ha incrementado la financiación y cuenta con una amplia extensión de historia clínica electrónica, receta digital y servicios de teleconsulta en muchas comunidades autónomas. 

Sin embargo, el reto se desplaza del “tener tecnología” a integrarla de manera coherente en los procesos asistenciales y la toma de decisiones. Persisten barreras de interoperabilidad, una gobernanza del dato fragmentada y diferencias territoriales en el despliegue de soluciones avanzadas (monitorización remota, uso secundario de datos para investigación o planificación, apoyo a la decisión clínica basado en IA). El riesgo es generar islas de innovación que no se escalan y que no alivian de forma tangible los problemas que más preocupan a la ciudadanía: tiempos de espera, inequidades y experiencia del paciente. 

Profesionales en el centro de la transformación 

En 2023 España contaba con 4,4 médicos por cada 1 000 habitantes, ligeramente por encima de la media de la UE, pero solo 5,9 enfermeras por 1 000 habitantes, muy por debajo del promedio europeo. El perfil advierte de retos claros: envejecimiento de las plantillas, dificultades para cubrir determinadas especialidades y territorios, y una creciente presión asistencial que se traduce en desgaste profesional. 

El giro hacia modelos basados en valor, atención integrada y salud digital demanda nuevas competencias en gestión de datos, trabajo interdisciplinar y uso crítico de herramientas digitales de apoyo a la decisión. Si esta transición no se acompaña con formación, rediseño de roles y espacios reales de participación en el diseño de cambios, la innovación corre el riesgo de ser percibida como carga añadida más que como apoyo. 

Cinco líneas de acción para sostener el modelo 

El Country Health Profile 2025 permite articular al menos cinco líneas de acción estratégicas para sostener y reforzar el sistema sanitario español en la próxima década: 

  • Reforzar de verdad la atención primaria y comunitaria, incrementando su capacidad resolutiva y su papel en la gestión proactiva de la cronicidad y la multimorbilidad. 
  • Abordar las listas de espera combinando reformas organizativas, aumento selectivo de capacidad y mejor uso de tecnología, con medición sistemática de resultados y experiencia del paciente. 
  • Invertir de forma estable en salud pública, vigilancia y prevención, con sistemas de información potentes y cuadros de mando accesibles para gestores y clínicos. 
  • Acelerar la interoperabilidad y el uso inteligente del dato sanitario, adoptando marcos comunes para evaluar y escalar proyectos de salud digital que demuestren valor. 
  • Cuidar y retener a los profesionales con políticas activas de formación, desarrollo y co-diseño, integrando la voz de quienes están en primera línea en las decisiones estratégicas. 

El informe presenta un sistema sanitario que, gracias a sus logros históricos y a una base sólida, dispone hoy de una oportunidad estratégica para adaptarse al envejecimiento, la cronicidad y las nuevas expectativas de la ciudadanía. La cuestión ya no es si España parte de una buena posición, sino cómo aprovechar esa ventaja para acelerar una transformación decidida en la manera de prevenir, atender, organizar y medir la salud de su población. 

Scroll al inicio